martes, 19 de mayo de 2015

FISCAL TEME POR SU VIDA LUEGO DE ENCARCELAR A BANDAS DELICTIVAS EN TRUJILLO

El hampa empieza a caer en Trujillo. El fiscal William Rabanal ha puesto tras las rejas a miembros de las bandas más peligrosas de la ciudad. Por su valentía lo han condecorado, pero él teme por su vida. Todos los días debe cumplir con su labor protegido por guardaespaldas armados con fusiles.

Ecuerda bien esta escena de su viaje a El Salvador: delincuentes enmarrocados cumpliendo su pena en los pasillos de las comisarías, como si convivieran con los policías que los habían capturado.

El crimen había desbordado a aquel país, las cárceles rebalsaban de delincuentes y ya no podían recibir a uno más.
Aproximadamente más de 200 mil salvadoreños -le alcanzaron a decir al fiscal- se habían unido a la Mara Salvatrucha, la pandilla más sanguinaria de Centroamérica y El Salvador era un hervidero de crímenes.

Rabanal había ido hasta allá para capacitarse y ver de cerca el futuro que le esperaba a La Libertad si es que no se frenaba la ola delincuencial que crecía vertiginosamente en la región.
El magistrado piensa en esta escena en los pasillos de la sede del Poder Judicial de Chepén. Es la tarde del jueves 14. Ha terminado una audiencia por un caso menor de asociación ilícita y apura el paso. Nos concede una entrevista de quince minutos, que asegura, será la última. Ya no habrán más, no puede declarar, por seguridad.

Llego a la audiencia a las 2:25 de la tarde, vestía un terno negro y portaba un grueso fajo de expedientes. Su arribo causó un inusual movimiento en la plaza de armas de Chepén.
Primero paró la camioneta doble cabina asignada por el Ministerio Público que lo transporta. Luego, la camioneta blanca de la policía que lo sigue a todos lados. De esta bajó un agente con un intimidante fusil AK-47. Luego bajó el fiscal. Se mostró sereno y respondió amable el saludo de algunos curiosos que lo reconocieron.


Rabanal se ha convertido en uno de los personaje más conocidos del norte del país. Se habla de él en las plazas y en las cárceles. El fiscal ha puesto tras las rejas a 150 miembros de las doce bandas de sicarios y extorsionadores más temidas de la región. Los delincuentes le han puesto precio a su cabeza. Desde prisión coordinan atentados contra su vida. Lo quieren muerto.
“Me mandan mensajes de texto y me hacen llamadas de amenaza. Incluso me he visto obligado a no denunciar, de lo contrario no podría seguir investigando a los inculpados. No puedo ser agraviado y fiscal a la vez”, dice Rabanal.

Hace unos días sus custodios intervinieron un taxi que los seguía. Habían salido del juicio oral contra la banda 'Los Lobos de El Porvenir'. Gracias a los reflejos de sus guardaespaldas, esa tarde cayeron tres hombres que estaban reglando al fiscal. Entre ellos estaba Kevin Paredes, alias 'Chato Kevin', de 20 años, un maleante que se escapó de Maranguita con el sicario Gringasho y al que se le investigaba por 19 delitos entre ellos, dos homicidios.

NORTE SANGRIENTO

“¿Cree que su trabajo es suicida?”, le preguntó un periodista el 12 de mayo, el día que el Ministerio Público de Trujillo le hizo un reconocimiento por su labor al mando de la Fiscalía Especializada contra la Criminalidad Organizada.
Rabanal respondió: “La actividad del fiscal es como la del futbolista. Éste sabe que lo pueden golpear, el fiscal sabe que lo pueden amenazar y para afrontar eso estamos preparados física y psicológicamente”.

El magistrado lidera un grupo de élite de 8 fiscales que desde el 2013 se dedica exclusivamente a seguirle los pasos a lo más peligroso del hampa trujillano.
Esta ciudad se ha convertido en los últimos años en zona roja. Y eso no es un cliché.
Para hacer memoria, en el 2012 cada día aparecía muerta una persona con un balazo en la cabeza. El 2013, Trujillo fue marcado como la ciudad más violenta del país. Sólo ese año se cometieron 29,771 delitos. Este año, se tuvo que enviar a 500 policías para hacer un fuerte contra la delincuencia.
Alguien dijo que sólo un grupo de inteligencia como el que atrapó a Abimael Guzmán podría ser capaz de acabar con el crimen. Y aquí aparecen Rabanal, su equipo y la policía, que tras un trabajo de seguimiento han puesto tras las rejas a extorsionadores, marcas, cobradores de cupos, traficantes de tierras como 'Los Ángeles Negros de Chepén', 'Los Malditos de Laredo', 'Los Pulpos', 'Los Wilos', 'Los Cagaleches'. La banda del 'Cojo Mame', cuyo cabecilla, Mamerto Florián, dirigía los movimientos de su organización delictiva desde el penal de Juliaca ha sido la última en caer.

“Es que si no paramos la delincuencia corremos el riesgo de convertirnos en una Ciudad Juárez. Tenemos que impedir que el hampa avance, si no, más adelante, todos los trujillanos van a vivir con una pistola en la cabeza”, afirma el fiscal.

EL MIEDO

El fiscal estudió Derecho en la Universidad Mayor de San Marcos. En esa época lideró un grupo que enfrentaba a los subversivos. Dice que siempre ha sido respetuoso del Estado de Derecho, de la democracia y de la economía del mercado, porque en estas dos últimas ideas se expresa la libertad. Sobre su familia no dice nada. En absoluto. Sólo confirma que está protegida por la Policía Nacional y que su vida privada "es hoy más privada que nunca".
Naturalmente, Rabanal siente miedo cada vez que piensa que puede comprometer a los suyos. Vive a diario con esa tensión. Pero el riesgo no es lo único que lo inquieta. También están las tensiones que provienen de los gajes de su oficio.

Al hombre que está acabando con la delincuencia en el norte lo han demandado por un millón de soles por haber ingresado a un domicilio supuestamente sin permiso. Él sólo cumplía con su deber de allanar esa casa para verificar si allí se encontraba un delincuente. Igual, la demanda ya está planteada.

Son las 3:25 p.m. y suena el celular del fiscal: "¿Con quién hablo?", responde, mientras camina y abandona la sala de audiencias de Chepén. Baja las escaleras y dos efectivos armados con las AK-47 aceleran el paso para llevarlo a la puerta de salida. Rabanal debe retornar a Trujillo a zambullirse nuevamente en los voluminosos expedientes de los casos que investiga, la mayoría son por extorsión.

Antes de partir, el fiscal recuerda un caso que lo consternó. Se trataba de una persona que vivía amenazada de muerte por los miembros de 'Los Cagaleches' y debía depositarle al extorsionador 8 mil soles todos los meses. Al poco tiempo, esta persona se quedó sin dinero. Pero los maleantes no querían dejarlo ir. En un acto de perversidad, el líder de la banda, que estaba en la cárcel, lo llamó y le dijo que le prestaba el dinero, así que mandó a su hermano con los 8 mil soles. Llevó a la víctima al notario y le hizo firmar un documento en el que aceptaba deberle dinero. El extorsionado, muerto de miedo, se convirtió en deudor y el chantaje se volvió legal. Estuvieron a punto de embargarle su casa.

 “No vamos a permitir que unos tipos vengan y les quiten sus propiedades a la gente. El Ministerio Público es el más fiel guardián de la ley”, dijo el fiscal tras ser condecorado el martes pasado.

Los trujillanos le han tomado la palabra. Su nombre es el más repetido en las calles. Quieren creer en este magistrado valiente.
FUENTE//LA REPÚBLICA 

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